domingo, 13 de noviembre de 2011

Ávila: Castañar de El Tiemblo

Miguel descubrió este lugar haciendo una de sus rutas de mountain bike. Vino tan encantado con el lugar que propuso esta salida como indispensable para hacer en familia en esta época del año.

Salimos el sábado por la mañana hacia El Tiemblo. Al llegar al acceso al castañar hay un control en el que hay que pagar por acceder: 2€ por persona mayor de 12 años y 6€ por vehículo. Se puede ahorrar el importe del vehículo si se toma un autobús que pone el ayuntamiento para llegar al castañar (sale a las horas en punto del control y a las medias horas del castañar de regreso al control).

El camino desde el control hasta el aparcamiento situado en el acceso al castañar lleva una media hora a través de una pista forestal. Si se decide ir con coche propio hasta el aparcamiento, es muy recomendable no llegar muy tarde ya que si no puede haber problemas de aparcamiento (nosotros llegamos sobre las 11:30 y ya había bastantes coches).

Aunque hay unas cuantas rutas, decidimos hacer la senda del castañar ya que está en torno a los 4-5 kilómetros y es una distancia accesible para las niñas.

Nada más entrar al castañar, se tiene la sensación de entrar en un mundo fantástico.


El otoño ha colocado una mullida alfombra ocre en el suelo, ha pintado el techo de amarillo y ha cubierto las rocas y troncos cortados con un precioso terciopelo verde intenso.


Cuando el viento mueve suavemente la copa de los árboles, cae una preciosa lluvia de hojas que parecen flotar hasta llegar al suelo y depositarse con sumo cuidado sobre el resto de hojas caídas. De vez en cuando cae con fuerza un erizo lleno de ricas castañas.


No hay palabras para describir la preciosidad que te rodea.

Sin darnos cuenta, estamos haciendo la ruta al revés que el resto de la gente: en el desvío en el que todo el mundo va a la derecha para llegar a 'El abuelo', nosotros hemos ido por el camino de la izquierda. Como la senda es circular, no supone ningún trastorno... es más, hicimos la senda prácticamente solos y pudimos disfrutar de todo lo que nos rodeaba con todo el silencio que dos niñas permiten.

Pensando en las castañas, fuimos con una bolsa de plástico en la que llegamos a recoger cerca de dos kilos de tan rico fruto. Saliéndose un poquito del camino y buscando sin demasiado esfuerzo, se encuentran castañas de muy buen tamaño. Eso sí, cuesta más de un pinchazo.


Ya terminando la ruta fuimos a ver el impresionante castaño centenario al que llaman 'El abuelo', para regresar al aparcamiento ya rodeados de mucha más gente. Sobretodo grupos de aficionados a la fotografía que desde luego tienen un filón en este lugar.

En total fueron unas dos horas de un paseo en el que no se podía dejar de admirar la maravilla que nos rodeaba. Desde luego un lugar para repetir en esta época del año.

Comimos en 'Casa Mariano' en El Tiemblo. Una cocina sencilla pero rica. Cuidado al pedir porque las raciones son enormes. Imprescindible reservar.

Ya de regreso en casa, pasamos la tarde asando y comiendo las castañas recogidas: para las niñas era la primera vez que las probaban.

Cuando llegábamos al pueblo vi varios carteles de los Toros de Guisando... y cuando regresábamos a Madrid vi un par de ellos más. Me quedé con las ganas de saber lo que era... habrá que esperar a la próxima ocasión (http://es.wikipedia.org/wiki/Toros_de_Guisando).