martes, 28 de agosto de 2012

Huelva: Minas de Riotinto


Salimos de Islantilla prontito para poder llegar a Minas de Riotinto a eso de las 11:30.

Llevábamos hecha ya la reserva desde Madrid para evitar problemas. Lo primero que hicimos fue ir al museo minero. Es una visita muy recomendable en la que se puede ver la historia de la zona en cuanto a la minería se refiere (comenzó a explotarse hace 5.000 años). Lo que más nos impresionó fue una réplica bastante realista de una mina romana que han construido en el interior del museo. Una curiosidad: el edificio en el que se encuentra el museo es el del hospital que los británicos construyeron cuando comenzaron a explotar las minas. 

Tras la llamada por megafonía, nos reunimos todos los coches que íbamos a visitar la mina de Peña de Hierro. El guía iba por delante en un vehículo para llevarnos hasta el lugar. La entrada a la mina se hace a través de un túnel que en su día fue perforado en la roca para que pudiera pasar el tren que transportaba el mineral. La explotación es una mina a cielo abierto que fue perforando la montaña a base de construir terrazas hacia abajo. Ahora las terrazas inferiores se encuentran inundadas de agua ya que el terreno es poroso. Para poder trabajar en estas minas era necesario estar constantemente bombeando el agua. Dado que la mina ya no está siendo explotada, ya no se bombea el agua.

Aquí pudimos ver por primera vez el impresionante color de las aguas del río Tinto.


En esta mina estuvo la NASA trabajando dado que se trata de una zona en la que hay condiciones semejantes a las que se encuentran en Marte.


Tras la visita a la mina, nos condujeron hasta la estación desde la que sale el tren turístico. El trayecto permite ver el paisaje minero además del entorno natural. Pero lo más llamativo del recorrido es el río Tinto que discurre paralelo a las vías.

No se puede evitar estar todo el tiempo pendiente de de las distintas tonalidades rojizas del agua.




Durante el trayecto nos explicaron que el color de las aguas es anterior a las explotaciones mineras: se hicieron análisis del terreno que llevaron a la conclusión de que hace al menos 8.000 años las aguas del río Tinto ya eran del color del que son ahora. Por tanto, se puede concluir que el río siempre fue así.











Después del paseo en tren, que termina a las 15:00, nos fuimos a comer al restaurante El Balneario y desde allí salimos hacia Aracena. Teníamos ya compradas las entradas para visitar la Gruta de las Maravillas. La primara cueva abierta al turismo en España. Y desde luego, la cueva hace honor a su nombre. Es una preciosidad.

Tras la visita a la cueva (salimos sobre las 19:30) ya no tuvimos tiempo de visitar la localidad dado que teníamos que regresar a nuestro hotel en Islantilla y teníamos al menos hora y media de viaje por delante. Una pena porque el pueblo cuenta con una fortaleza medieval y el encanto de los pueblos andaluces.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Alicante: Altea


Siempre que vamos a Benidorm me gusta ir una tarde a Altea. El casco antiguo es un precioso laberinto de calles blancas que me encanta recorrer.

En la plaza se coloca un mercado de artesanos. Este año estaba también en la plaza un grupo de jazz tocando en vivo y en directo. El mirador al que se accede desde la plaza tiene siempre caricaturistas con los que entretenerse un buen rato.

Altea tiene una gran oferta en cuanto a restaurantes se refiere y todos y cada uno de ellos ofrecen alguna terraza con encanto en la que cenar.

También se encuentran muchas tiendas decoradas con gusto que proporcionan un cierto glamur al lugar.

Altea tiene todo el sabor del Mediterráneo.

Detalle de una ventana
La plaza de la iglesia





















Detalle de la cúpula de la iglesia

Un rincón donde cenar
Una de las muchas tiendas





















martes, 21 de agosto de 2012

Valencia: La Albufera


Como todo los años hemos ido a pasar una semana a Benidorm y, para romper un poco la monotonía de playa, decidimos hacer una excursión para visitar La Albufera de Valencia.

Desde Benidorm hasta El Palmar hay hora y media de coche si se va por la autopista de peaje. Si se prefiere ir por la carretera de la costa el trayecto dura una hora más.

En Madrid ya había hecho la reserva del paseo en barca y la visita a una barraca. Lo hice con antelación para evitar problemas de última hora dado que es Agosto. La empresa con los que reservamos es 'Rosa "la barquera" y Tonet' y el paseo más la barraca salió a 6€ por persona.

Lo primero que nos llamó la atención cuando nos aproximábamos a El Palmar fue la extensión tan grande de arrozales. Parece una tontería pero no es lo mismo imaginarlo que verlo realmente.


En Agosto está comenzando a amarillear el grano pero la planta está aún verde y el paisaje es precioso. Por el camino se van cruzando pequeños puentes que pasan sobre los canales que conducen el agua con el que se inundan los campos para cultivar el arroz.

Una vez en El Palmar fuimos directos a la barca. El embarcadero de 'Rosa y Tonet' se encuentra al lado del parking de autobuses de El Palmar, así que no resultó difícil de encontrar. Tienen una finca donde poder meter el coche. Allí nos recibió Tonet, un hombre muy amable. Nuestra barca no la llevaba él sino una chica que creo que era su hija y que también fue muy amable y simpática con nosotros.

Para girar la embarcación antes de comenzar el paseo se utiliza la percha (o el palo, como decíamos nosotros) así que se puede ver la manera en la que antiguamente se movían estas barcas. Pero una vez girada entró en marcha el motor.

La barraca que visitamos estaba muy cerca del embarcadero, así que en seguida paramos. La que visitamos (y supongo que todas serán más o menos igual) tenía una primera estancia en la que se encontraba una sala de estar-comedor y la cocina y dos dormitorios. Tenía también una escalera que conducía a una parte alta que ocupaba sólo media planta de la vivienda y que en este caso estaba habilitada como trastero y habitación de emergencia.



Nos llamó mucho la atención del 'grifo' de la cocina.
















Ahora que lo pienso, no vimos ningún baño... supongo que tendría alguna caseta exterior para este uso.


En la parte trasera de la barraca había un agradable porche y un jardín.


Dado que La Albufera es un parque natural, ya no está permitido construir, por lo que las barracas deben ser convenientemente mantenidas por sus propietarios ya que si se cayeran no se podrían volver a levantar.

Salimos del fresquito de la barraca para volver a la barca y dar una vuelta por La Albufera.

Una vez más nos sorprendió su extensión. Había zonas abiertas en las que parecía el mar. La guía nos comentó que el agua de La Albufera es esencialmente dulce aunque tiene vetas de sal, lo que permite que haya lubinas en este lugar.

También nos comentó que en La Albufera se hacen carreras de barcas a vela latina. Estas competiciones caen en domingo pero hay que mirar el calendario de regatas para saber las fechas exactas. Debe ser precioso verlo.



En las zonas en las que se crean canales entre las cañas pudimos ver garzas reales y montones de patos.

Después del precioso paseo nos fuimos a dar una vuelta por El Palmar. Un pueblo que antaño se dedicaría sólo a la pesca y el arroz y que ahora tiene una importante fuente de ingresos proveniente del turismo. Prueba de ello es la cantidad de restaurantes que existen.

Lo que más llama la atención son algunos canales que pasan por el pueblo y que le dan su encanto.

Tras el paseo por El Palmar y echar un vistazo a sus restaurantes, finalmente nos decantamos por Bon Aire. Fue todo un acierto tanto por su ubicación como por la comida. Se encuentra al lado de uno de los canales que dan a los arrozales. Era precisamente de los arrozales de donde venía el airecito, así que comimos sin pasar gota de calor.

Disponían de un menú de 15€ que constaba de un entrante, un plato principal y postre o café. También hay otros menús de 20€ y 30€ (si no recuerdo mal) en los que hay cuatro entrantes, pero no somos tan comilones. Yo pedí una ensalada y arroz a banda. Buenísimo. Pero lo mejor estaba por llegar: una degustación de postres caseros entre los que me resultaba imposible decir cuál era el mejor. Deliciosos.

Raúl (creo que es el propietario) nos atendió fenomenal. La comida resultó un verdadero placer.

Tras la sobremesa regresamos a Benidorm. El camino de vuelta lo hicimos por la carretera de la costa y pudimos disfrutar de pasar de los arrozales a los naranjos. Valencia en toda regla.


domingo, 12 de agosto de 2012

Palencia: Villanueva de Henares-Canduela


Como ya he comentado en otra entrada, cerca de Quintanas de Hormiguera se encuentra Villanueva de Henares. Un pueblo que en su día tuvo su importancia. Muestra de ello es el palacete y las grandes casas blasonadas con las que cuenta.

Es desde este lugar desde donde sale un sendero que une este pueblo con otro que también debió tener relevancia en su día: Canduela.

Como el camino de ida y vuelta nos parecía demasiado para los niños, decidimos hacer sólo la ida y que mi padre fuera a Canduela a recogernos con el coche.

El sendero discurre entre robles y brezo.

Inicialmente es de bajada y el resto, a excepción de alguna pequeña subida, es llaneando hasta llegar a la fuente Vicario.

Fuente Vicario
En la zona hay bastante ganado y utilizan la charca para calmar su sed. Se puede ver que está todo lleno de sus huellas. Mi sobrino tuvo la suerte de encontrarse allí el cuerno de una vaca. Según van creciendo estos animales, van mudando el exterior del cuerno para que pueda crecer. Algo así como lo que hacen las serpientes con su piel. ¡¡Menudo trofeo!!.

Seguimos caminando por el sendero hasta llegar a una bifurcación señalizada del camino: se puede ir a Canduela directamente o pasar antes por una necrópolis altomedieval cercana.

El objetivo fundamental de nuestro paseo era visitar la necrópolis, así que hasta allí nos dirigimos.

Hay que atravesar una pradera que tiene una cierta subida para volver a encontrar otra indicación que conduce hacia la necrópolis.


La entrada a la necrópolis fue un tanto accidentada ya que el camino llegádo un punto se había cerrado (hace tiempo que no se limpia y los robles han ido creciendo), así que tuvimos que meternos a lo Indiana Jones entre la maraña de ramas. Una auténtica aventura para los niños que lo pasaron en grande (menos mi sobrina la pequeña que es un poco miedosilla).

Finalmente llegamos a la necrópolis. Allí se encuentran los restos de un antiguo monastario y un montón de tumbas que aún están bastante bien conservadas excavadas en la propia roca.


Como el lugar se encuentra en un alto, las vistas son preciosas.


Allí mismo hicimos una parada para tomar la merienda y proseguir más tarde hacia Canduela. La merienda nos vino de perlas porque el camino que quedaba era ya de subida durante bastante tiempo. No es que sea una subida muy pronunciada pero se nota.

La llegada a Canduela la anunciaron unos cuantos campos de cultivo con su trigo terminando de madurar al sol.

Como ya he comentado, Canduela tuvo que ser un lugar importante en su tiempo porque cuenta con buenas casas de piedra de sillería con sus escudos y también con un bonito palacete.


Es un bonito pueblo que bien merece un paseo hasta llegar a él.

viernes, 10 de agosto de 2012

Cantabria: Menhires de Valdeolea

El valle cántabro de Valdeolea se encuentra en el sur de Cantabria limitando con Palencia y a tiro de piedra de Quintanas de Hormiguera. Este valle ofrece la Ruta de los Menhires que tiene una longitud de 12 km y en la que se encuentran 8 monumentos megalíticos de hace unos 5.000 años.

Una de las explicaciones más aceptables de estos monumentos es que se trataba de delimitaciones territoriales de las primeras comunidades sedentarias de la prehistoria. Lo que sí está claro es que tenían gran importancia ya que hay que tener en cuenta el enorme esfuerzo que suponían: estas piedras de arenisca tuvieron que ser acarreadas una distancia mínima que oscila entre 1 y 2 km, más el trabajo de hincado de la misma.

La ruta está diseñada para hacerse caminando pero, dado que íbamos con dos niñas de 4 años, decidimos hacer en coche todo lo que puediéramos. Nuestra estancia en Quintanas de Hormiguera coincidió con una ola de calor sahariano que ponía la temperatura ambiente a 36ºC y esa temperatura no era la adecuada para salir a caminar sin saber las sombras que podríamos encontrar por el camino así que decidimos hacer la ruta en varios días y salir de casa a partir de las 18:30.

La ruta comienza en Mataporquera. Hay una carretera que sale detrás del cementerio que se encuentra pegado a la iglesia. Allí se encuentra la primera señal indicadora de la ruta. Seguimos la carretera que no mucho después se convierte en una pista que sirve para adentrarse en los campos de labranza. Seguimos la pista sin desviarnos de ella (hay un cruce a la derecha a la mitad del trayecto pero debemos seguir de frente). Llega un momento en que la pista se convierte en camino, pero se puede proseguir con el coche hasta el primer cruce señalizado en el que se nos indica la situación del primer y segundo menhir.

Allí dimos la vuelta al coche y nos bajamos para acercarnos, ya caminando, al primer menhir: Piedrahita o El Cañón.

Se encuentra en una zona de pinar y hay que subir una cuesta bastante empinada para llegar a donde se encuentra. Este menhir mide 3,68 m de los que 2,55 m son visibles y, como el resto de menhires de la ruta, está orientado hacia el sureste que es la orientación en la que se pone el sol durante el equinoccio de verano, lo que hizo pensar que tenían alguna relación con cultos solares.

Piedrahita

El menhir Piedrahita tiene grabada una cruz que volveremos a ver más adelante.

Regresamos al cruce donde se nos indica que el menhir El Peñuco se encuntra a 500 m. El camino se acaba convirtiendo en un sendero. Es un muy bonito paseo que se vió favorecido por la anaranjada luz del sol poniéndose. Tras disfrutar del trayecto divisamos el monumento colocado en lo alto de una loma. Este menhir mide 4 m y no tiene ningún grabado visible.

El Peñuco

Tras la visita a El Peñuco volvimos sobre nuestros pasos hasta llegar al coche para regresar a Mataporquera. Una vez en esta localidad, se toma la carretera dirección Olea y Reinosa hasta llegar al cruce en el que se indica La Cuadra (cruce que se toma a la izquierda). Llegados a la entrada al pueblo (un desvío señalizado a la derecha) no la tomamos viendo poco más adelante una pista a la izquierda que lleva directamente al menhir La Llaneda.

No paramos en él para conservar el orden de los mismos y proseguimos de frente por la pista (dejando La Llaneda a la izquierda) hasta que se divisa el tercer menhir de la ruta en lo alto de una loma hacia la derecha. Nos dirigimos hacia él a través de los caminos existentes entre las tierras de labranza hasta llegar prácticamente a su base donde dejamos el coche. Hicimos la pequeña ascensión hasta Cabezudo para disfrutar del más grande de los menhires de la ruta y del norte de España (4,85 m).

Perfil de Cabezudo
Cabezudo




























Este menhir tiene grabada la misma cruz que vieramos en Piedrahita.

Para poderlo disfrutar tal y como fue en su día, ha necesitado ser restaurado ya que se encontraba partido.

Bajando la loma regresamos al coche para volver al cuarto menhir: La Llaneda. Este monumento no se encuentra hincado en la tierra ni se conoce el lugar exacto en el que se encontraba ubicado ya que se encontró caído por la zona (3,78 m).

La Llaneda

Dejando el coche en este menhir nos dirigimos caminando al siguiente menhir: La Puentecilla.


La Puentecilla

Hay que tomar la pista que deja La Llaneda a la derecha y atravesar un campo de labranza (creo que es el tercero que se encuentra a mano izquierda) para luego subir una pequeña loma en la que está ubicado. Este menhir mide 2,35 m y tiene también unos grabados casi desdibujados: una cruz y otro dibujo que podría asemejarse a un tridente.

Detalle del grabado de La Puentecilla

De nuevo regresamos al coche y vamos a Casasola. Al borde de la carretera hay un restaurante donde se puede dejar el coche. Volvemos atrás a pie por la carretera hasta llegar casi a una curva a derecha. Detrás de la señal de tráfico que indica esta curva se encuentra la señalización de los siguientes menhires: La Matorra I y La Matorra II. Hay que pasar un cercado y caminar por un sendero un tanto invadido por zarzas (mis hijas se comieron unas cuantas moras que mi padre iba cogiendo para ellas).

La Matorra I
La Matorra II




Estos dos menhires son los más pequeños de la ruta (1,60 y 2,20 m respectivamente) y tienen como peculiaridad que están separados tan sólo por 10 m.

La Matorra II tiene grabada una cruz y en su cara sur tiene cuatro rebajes circulares formando un semicírculo.











En Casasola también se pueden ver los restos de un puente y calzada romana, aunque no se puede ver bien porque se pasa sobre el puente y éste está bastante tapado por la vegetación.

Volvemos a tomar el coche y dejamos atrás Casasola para proseguir dirección Olea y entrar en Reinosilla. Allí se encuentra la indicación del último de los 8 menhires: Peñahincada (3 m). Como en el resto de los casos, se puede acceder por la pista con el coche llegando hasta el mismo menhir.

Peñahincada

Después de recorrer la ruta es muy recomendable visitar dos iglesias que se encuentran muy cerca de este lugar: la de Mata de Hoz (San Juan Bautista) y la de Santa Olalla (Santa Eulalia). Dos iglesias que tienen pinturas murales góticas que no se deben dejar de ver.

Santa Eulalia

Santa Eulalia

Las iglesias se encuentran cerradas y es preciso llamar al teléfono 609 339 222 para que vaya un guía a abrirlas. Recomiendo que se llame al guía con tiempo ya que una sola persona enseña unas 5 iglesias de la zona y nunca se sabe lo cerca o lejos que se encuentra.


San Juan Bautista

Detalle de capitel exterior de San Juan Bautista

También hay que tener en cuenta que los lunes no se abren estas iglesias ya que es el día de descanso (creo recordar que el horario de visita es de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:30).

martes, 7 de agosto de 2012

Palencia: Herrera de Pisuerga


Cerca de Quintanas de Hormiguera está Herrera de Pisuerga. Uno de los días de vacaciones lo dedicamos a hacer una visita a esta localidad palentina.

Lo primero que hicimos fue ir a la estación de autobuses que es donde se encuentra la entrada del aula arqueológica. Ésta permanece cerrada a no ser que se haya concertado una cita.

En el aula arqueológica se explica la vida de las legiones romanas de una manera sencilla y divertida. Como las piezas que se encuentran en ella son reproducciones los niños pueden tocarlas y, de esa manera, tomar contacto directo con lo que se explica. La razón de la temática del aula es debido a que en la zona de la actual Herrera de Pisuerga se ubicó la legión IV macedónica.


Después de la visita fuimos a la iglesia de La Piedad.






No se debe pasar por Herrera sin entrar en esta iglesia.

Nos sorprendió mucho encontrar esta preciosa joya a la que merece dedicarle su debido tiempo.








Al lado de la iglesia se encuentra un bonito parque en el que hay un pequeño zoológico de aves que hizo las delicias de los más pequeños. Se divirtieron de lo lindo recogiendo plumas 'brillantes' de pavos reales y patos.

Llegada la hora de la comida nos fuimos a comer al restaurante que se encuentra pegado a la gasolinera.

Llegadas las 16:00 nos dirigimos hacia el lugar donde se encuentra el embarcadero del Marqués de Ensenada, un barco eléctrico que da un paseo por el Canal de Castilla llevándonos hasta una de las exclusas. Un precioso trayecto rodeado de unos árboles y una vegetación que parece estar fuera de lugar en plena Castilla. La magia del agua hace todo esto posible. Una magnífica obra de ingeniería que pretendía unir Reinosa (en Cantabria) con Segovia.

Es conveniente reservar con antelación el paseo en barco para evitar desagradables sorpresas (los lunes no hay paseos).