lunes, 30 de mayo de 2011

León: Las Médulas-Ponferrada-Peñalba de Santiago

Salimos de Madrid el viernes por la tarde después de recoger a las niñas del cole y la guarde respectivamente.

Encontramos retenciones así que llegamos a Las Médulas sin tiempo para dar un paseo por el pueblo. Habíamos reservado una casa rural en el mismo pueblo (casa rural Ágoga) que resultó ser tan bonita y acogedora como parecía en su página web.

El sábado por la mañana nos despertamos pronto y a eso de las nueve y media ya estábamos en la calle desayudados y preparados para la visita guiada que teníamos programada para las once y media.

Las niñas estuvieron dando de comer a las gallinas y viendo los patos y faisanes que tienen los dueños de la casa rural.

Después fuimos a echar un vistazo por el pueblo.

Dejando la iglesia a nuestras espaldas y cruzando la calle principal que lleva hasta el centro de recepción de visitantes, entramos en una calle en la que al fondo se ve una fuente. Justo en la esquina de esa calle con la calle principal que he dicho (en la que se encuentran unos indicadores de algunos senderos como el de lago Somido) encontramos un horno de pan.

Tuvimos la suerte de que en ese momento lo estaban calentando y terminando de limpiar para hacer unas tortas de aceite.

Pedimos permiso para ver cómo lo hacían y fueron tan amables de dar a las niñas un trozo de masa para que hicieran sus propias mini-tortas.



Luego compramos una torta para nuestra cena y dejamos encargada una rosca que recogimos al finalizar el día y que nos sirvió el domingo de buenísimo desayuno.

Próxima la hora de la visita guiada, nos fuimos al centro de recepción de visitantes y, una vez reunido el grupo, comenzamos la caminata.

El sendero atraviesa una zona repleta de enormes castaños centenarios y el paisaje es espectacular. Parece mentira que la mano del hombre haya podido modificar el paisaje para convertirlo en lo que estábamos viendo... y mucho más increíbles las técnicas que utilizaron estos romanos para arrancar a la montaña el poco oro que contiene.



Fue una verdadera maravilla la guía que nos llevó (Sonia) hasta la Cuevona y la Encantada. No recuerdo a nadie que contara las cosas con tanta pasión y expresividad.

Terminada la visita nos fuimos a comer al centro de turismo rural 'O Palleiro'. Un verdadero descubrimiento.

Después de la estupenda comida, fuimos al mirador de Orellán. Desde el parking hasta el mirador hay que caminar unos seiscientos metros con una pendiente muy pronunciada, así que hay que hacer un esfuerzo que definitivamente merece la pena. Las vistas de Las Médulas desde este punto son magníficas, aunque aún son mejores si continuamos unos doscientos o trescientos metros más por el camino que claramente se ve.



Cerca del mirador se encuentra la entrada a la galería de Orellán que desemboca en el balcón que puede verse en la roca a la derecha del mirador.

Entrar a la galería sólo para ver las vistas desde el balcón que he mencionado no merece la pena, de hecho no son demasiado buenas. Lo que sí merece la pena de esta entrada es la experiencia de atravesar la galería. Ésta carece de iluminación alguna por lo que la única luz de la que se dispone es la de la linterna que te proporcionan al entrar (también se entra provisto de un casco). Puede uno imaginarse lo que debían pasar las personas que trabajaban haciendo estos túneles.

Al salir de la galería regresamos a nuestra casa rural en Las Médulas. La verdad es que tanto grandes como chicos estábamos bastante cansados.

El domingo salimos pronto ya que antes de regresar a Madrid queríamos hacer un par de visitas más.

Nuestro primer destino fue Ponferrada. Lo que más nos interesaba ver era el castillo ya que mi hija mayor estaba tratando los castillos como tema central de su proyecto trimestral.



En el interior había una exposición sobre los caballeros templarios que llamó mucho su atención. También dimos un paseo por el casco hitórico: casa de los escudos, calle del reloj, el ayuntamiento...


Nuestra ruta nos llevó después hacia Peñalba de Santiago.

La carretera no es muy buena, pero el paisaje merece la pena... y mucho más cuando se llega a destino.



Peñalba de Santiago tiene la suerte de poseer una joya del mozárabe (su iglesia) además del privilegiado entorno en el que se encuentra.





























Está muy cuidado y todas las reformas que se realizan se hacen respetando la arquitectura del lugar. Es un verdadero placer pasear por sus calles y descubrir sus múltiples y encantadores rincones.


Desde aquí se pueden hacer varias rutas que muy probablemente hagamos cuando las niñas sean un poco más mayores.

Tras comer en el mismo pueblo, emprendimos el regreso a Madrid.

domingo, 8 de mayo de 2011

Guadalajara: Sigüenza

El sábado amaneció lloviendo tal y como habían pronosticado. El pronóstico decía que en Madrid desaparecerían las lluvias para el medio día. Nosotros nos dirigíamos a Sigüenza, así que pensamos que al no estar muy lejos la cosa pintaría parecida. De todas formas no había vuelta atrás: los billetes para el tren medieval estaban comprados desde hacía un par de meses. La compra se debe hacer bastante anticipada para poder elegir el día en el que se quiere hacer el viaje ya que el tren medieval no está operativo durante todo el año.

El tren sale de la estación de Chamartín y allí te van a recoger una serie de personajes de Sigüenza que te acompañan durante todo el viaje. Van pasando de vagón en vagón haciendo pequeños monólogos y tocando música, además de repartir unos dulces típicos del lugar.


El tiempo al llegar a Sigüenza era muchísimo peor que con el que habíamos salido de Madrid. Llovía tan fuerte que hubo que esperar un rato para salir e ir a la estación. Allí dividían a la gente en varios grupos que se repartían entre sendos guías para poder llevarnos por la ciudad más cómodamente. Un dato a tener en cuenta a este respecto es que si va un grupo de gente que pretende pasar el día juntos, es muy importante que el color de la pegatina que se reparte en el tren sea del mismo color para todos ya que el color define los grupos de la visita guiada.








En nuestro caso concreto íbamos en grupo y además en vagones separados, así que decidimos que los de un vagón cogieran las pegatinas para todos y los del otro vagón no cogieran pegatina alguna. Todo esto lo hicimos así gracias a que mi cuñada nos había avisado sobre este tema.










Una vez que estábamos con nuestra guía y visto que la lluvia no daba tregua, tuvimos que quedarnos en la estación mientras nos hacía una introducción histórica. Finalmente no tuvimos más remedio que exponernos al agua si queríamos dar un paseo guiado por la ciudad. Bastantes explicaciones eran a cubierto pero, como la ciudad está en cuesta, las calles bajaban como ríos y acabamos empapados hasta los huesos. Tanto fue así que, cuando nos dirigíamos a la representación teatral que hacían los personajes del tren en la plaza, nos encontramos con el restaurante en el que habíamos reservado para comer y decidimos quedarnos allí aunque aún era la una y media. Necesitábamos secar a los niños y hubo que sacrificar el teatro.



Otra cosa a tener en cuenta para ir a Sigüenza en el tren, es que lo mejor es reservar con antelación en un restaurante ya que sino se pueden tener problemas para encontrar sitio.

Nos secamos, entramos en calor y comimos. Al terminar había dejado de llover así que, como aún quedaba tiempo para la visita de la catedral, aprovechamos para pasear por la ciudad con tranquilidad.

La visita guiada a la catedral merece la pena (lo comento para alguien que vaya por libre porque en el tren medieval está incluida) ya que sino uno se pierde la sacristía mayor o de las cabezas que es verdaderamente impresionante y la tumba del doncel.


Tras la catedral el tiempo restante hasta la salida del tren de regreso a Madrid era para uso libre. Primero fuimos al castillo que, al ser parador nacional, sólo es visitable el patio. Y después volvimos a recorrer lo que habíamos recorrido por la mañana y que no habíamos podido ver bien por tener que pasar muy deprisa y con los paráguas tapando parte de nuestra visión.

Fue una pena el tiempo que tuvimos porque la ciudad es muy bonita y desde luego merece la pena visitarla.

Enlaces de interés:

Tren medieval: http://www.renfe.com/ofertas/oferta_tMedieval.html