viernes, 12 de agosto de 2011

Palencia: Quintanas de Hormiguera

Todos los veranos vamos entorno a diez días a Quintanas de Hormiguera.

Es un pequeño pueblo situado en el norte de Palencia, rozando Cantabria.

Allí compraron mis padres una casa que han ido arreglando poco a poco y que han llegado a convertir en un lugar de descanso y relajo,
lejos de los ruidos y las prisas de la ciudad.


Allí se dispone del tiempo para disfrutar viendo como el paso de los días hace madurar una fresa, conversando con Lucas, visitando a Fernando y Alicia que tienen los únicos columpios del pueblo, paseando por el campo intentando ver alguno de los corzos que a veces bajan del monte a los campos de cereales o simplemente observando cómo una pareja de golondrinas alimenta a sus polluelos.

Mi padre tiene una huerta en la que las niñas han aprendido de dónde salen los tomates, los pimientos, las cebollas o las lechugas. Gracias a la huerta comemos unas ensaladas de primera... y los huevos de las gallinas de Lucas están para chuparse los dedos.

Aquí se tiene la oportunidad de observar el precioso jardín que la naturaleza misma puede ofrecer.


Muy cerca de Quintanas de Hormiguera se encuentra Villanueva de Henares. Un pueblo más grande y con grandes casas de piedra con preciosos escudos. En este lugar se pueden encontrar varias casas rurales.


Hay un camino que une a ambos pueblos atravesando los campos de labranza. Este camino tiene un desvío que lleva a los pies de Villanueva de Henares, donde se encuentra el menhir de Sansón. Existe una ruta que recorre estos menhires situados entorno a esta zona.



Existe otro camino que une a ambos pueblos a través del monte.





El camino atraviesa un precioso robledal que posteriormente se convierte en hayedo y en el que también se pueden observar acebos y avellanos. Es un paseo precioso en el que los niños pueden disfrutar viendo pequeños insectos, setas o huellas de los corzos que viven en el monte. El monte sigue sirviendo a los habitantes de ambos pueblos para surtirse de leña para el invierno.





Cerca del pueblo se pueden visitar lugares interesantes. Uno de ellos es la iglesia rupestre de Olleros de Pisuerga. Cuando se ve por fuera uno no se puede imaginar el precioso interior que le espera.





 
La piedra ofrece unas preciosas tonalidades ocres que decoran las paredes casi más de lo que pudieran decorar unas pinturas. Es impresionante el trabajo que ha debido llevar llegar a perforar la roca para convertirla en lo que ahora es.

Algo que me llamó mucho la atención es un precioso púlpito de madera tallada decorado con pinturas de vivos colores.





Otra muy recomendable visita es la de la villa romana 'La Olmeda'. Aparte de poder observar la distribución que tenía, lo más interesante es que podemos ver en su lugar original los mosaicos que cubrían los suelos de las zonas nobles de la vivienda.



Su estado de conservación es buenísimo. La visita guiada es aconsejable y se pueden escuchar perfectamente todas las explicaciones porque el guía lleva un micrófono y cada visitante su propio receptor.

Después de la visita se proyecta un vídeo con una reconstrucción tridimensional de la villa además de una recreación de su descubrimiento.




Cerca de la villa se encuentra Seseña. Un pueblo que también merece la pena visitar: la plaza vieja, la casa torcida...



Una preciosa excursión es subir a Las Tuerces.

Es una ciudad encantada en pequeña escala. Se llega en coche hasta Villaescusa de las Torres y allí se toma el camino que sube hasta la parte alta de la montaña que es donde se encuentran Las Tuerces.

El pueblo nos sorprendió: la iglesia es preciosa y hay un montón de casas que están rehabilitando con mucho gusto.

Según se toma altura se puede ver el río Pisuerga discurriendo a sus pies y, una vez arriba, se puede disfrutar con las caprichosas formas que el tiempo y la erosión han querido dar a las rocas.




Muy cerca de Quintanas está Aguilar de Campoo: la ciudad con olor a galletas. Con su castillo, su iglesia, su plaza, su colegiata, su monasterio... Un lugar donde poder ir al cine, sentarse en una terraza a tomar algo o ir a un parque con los niños.







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