domingo, 10 de junio de 2012

Segovia: Hoces del río Duratón


Hace más de diez años visitamos las Hoces del río Duratón por primera vez. Hicimos la ruta que va hasta la ermita de San Frutos y me pareció un entorno precioso. En aquella ocasión vimos las canoas desde arriba.


En esta ocasión fuimos nosotros los vistos desde arriba.

Contratamos una excursión en canoa por las Hoces con la empresa Naturaltur que se encuentra en Cantalejo. Hacen las rutas tanto por la mañana como por la tarde, pero preferimos coger la de las 10:30 de la mañana para evitar posibles calores.

Como salíamos desde Madrid tuvimos que madrugar un poco porque teníamos que salir de casa a eso de las 8:30 para llegar allí no más tarde de las 10:00. El punto de encuentro era el camping de Cantalejo. Allí formaron los grupos y nos condujeron hasta el punto desde el que íbamos a salir. Nos dieron los chalecos salvavidas, los remos y los bidones estanco y con ello comenzamos a bajar por una cuesta de arena que nos llevó hasta una pequeña playa donde se encontraban las canoas. Miguel se puso con nuestra hija mayor y yo con la pequeña.


He de decir que nada más entrar en el agua pensé que lo mismo no era capaz de manejarme pero la verdad es que es muy fácil de manejar y no requiere un esfuerzo excesivo ya que se trata de un paseo y no se va a contrarreloj. Lo único es cuando da el viento de cara, pero por suerte no nos pasó en muchos tramos.

Nada más salir me sorprendió la cantidad de buitres leonados que sobrevolaban el cañón y la cantidad de nidos que se podían ver a simple vista en las paredes rocosas. Algunos cerquísima de donde pasábamos. Sabía que se veían buitres leonados pero, sinceramente, no pensé que fuera tan fácil verlos.


Durante todo el trayecto intentamos ser lo menos ruidosos que pudimos ya que el monitor nos advirtió de la importancia de molestar lo menos posible a estas aves que se encontraban en periodo de cría.

Es un lujo encontrarse en un lugar en el que los únicos sonidos que se escuchaban en muchos momentos eran los cantos de los pájaros y el chapoteo de los remos en el agua. La limpieza de las aguas, los colores ocres de las paredes que nos rodeaban, el vuelo de los magníficos buitres leonados y la novedad de la actividad (especialmente para las niñas) hizo que las algo más de tres horas que estuvimos en el río no se nos hicieran largas en absoluto.


Desde el río visitamos la ermita que construyó la hermana de San Frutos, la ermita del propio San Frutos y el monasterio de la Hoz que sirvió de residencia de veraneo a la reina Isabel la Católica.


En frente de este monasterio se encuentra la Solapa del Águila en la que los antiguos pobladores de estas tierras dejaron pinturas que desde el río son invisibles.

Lo peor de la ruta fue la finalización: nos esperaba la cuesta de arena que habíamos bajado, pero esta vez cuesta arriba... La verdad es que se hace dura después de la sesión de remo.

Regresamos al camping de Cantalejo donde comimos. Tanta actividad nos había abierto el hambre a todos.

Después de la comida y reposar un poco, nos dirigimos hacia Villaseca visitar la ermita de San Frutos y contemplar las hoces desde arriba.


Hay un parking a unos 900 metros de la ermita al que se llega por una pista que se encuentra en muy buen estado. El paseo es muy sencillo y ofrece unas vistas preciosas de las hoces aunque, al menos para mí, menos impresionantes que las que se tienen desde el río.


Al llegar a la ermita tuvimos la suerte de encontrarla abierta, así que sin pensarlo dos veces nos dispusimos a obtener el deseo que San Frutos concede a aquellos que dan cuatro vueltas a la piedra de su altar. Para las niñas fue muy divertido.


Ya de regreso a casa paramos en el puente de Villaseca. Tenía mucha curiosidad por ver la cueva de los Siete Altares. He de reconocer que me dejó bastante desinflada y me sorprendió el estado de abandono que tienen. Incluso hay pintadas de gente que allí se ha colado. Y eso que hay una reja para protegerla.


Es una verdadera pena que esta iglesia rupestre visigoda se encuentre así.