domingo, 31 de marzo de 2013

Madrid: Cancho de la Cabeza


El sábado salió también un día despejado, así que había que aprovechar. Miguel llevaba tiempo con esta ruta en mente y su hermana se animó a venir con nosotros.

Cogimos el coche hasta Patones de Abajo donde Lucre nos esperaba con su coche y, ya juntos, nos fuimos hasta el Poblado del Atazar. Allí dejamos el coche para tomar en este punto la Senda del Genaro en dirección a Patones.

Se puede decir que la primera parte de la ruta hasta llegar al Cancho de la Cabeza es eminentemente de subida con algunas rampas importantes.


Rápidamente se toma altura y se tienen unas vistas estupendas. Incluso se ve con claridad el característico perfil de la ciudad de Madrid con sus Cuatro Torres y las torres Kío.

A esta altura me llamó la atención la cantidad de líquenes que cubrían las ramas y troncos de todos los arbustos. El guía con el que hicimos la Ruta de los Oficios en La Hiruela nos había explicado que éstos sólo salen en lugares con buena calidad del aire.

Bien, pues en este lugar debe ser excelente porque lo cubre todo. Así que aprovechamos a meter buen oxígeno en nuestros pulmones.

Otra cosa que proliferaba eran las mariquitas... se nota que la primavera está llegando aunque le esté costando un poquito.

Justo antes de subir al Cancho de la Cabeza, hay una pequeña explanada donde hay una especie de refugio en piedra y, un poco más adelante, se tienen las primeras vistas del embalse de El Atazar.


Se encuentra bien lleno gracias a la cantidad de lluvia que lleva cayendo ya desde hace bastantes semanas.




Los niños se emocionaron mucho cuando por fin tocaron el punto que marca la cima del Cancho de la Cabeza.

El viento soplaba con fuerza.

Un pequeño descanso para tomar algún fruto seco y pronto comenzamos a descender ya que parece que viene lluvia. Nos tapamos bien y bajamos entre pizarras húmedas. Hay que tener cuidado porque es resbaladizo.





Llegamos a una pradera desde la que se ven las cimas de la sierra madrileña cubiertas de nieve.


Parece que deja de llover. Seguimos bajando hasta adentrarnos en un pinar. El paseo es muy agradable. Hay que tener cuidado porque el sendero más bien parece un río en muchos puntos.



En las zonas más sombrías se ven los brotes verde claro del musgo que prolifera entre las piedras. Parece un suave terciopelo.

Las caídas de agua van colmadas de este líquido elemento y nos acompañan con su alegre soniquete.

Finalmente llegamos al punto de partida.





Es una ruta circular de algo más de 6 km. que se hace muy amena porque hay muchos cambios de paisaje a lo largo del camino. Los niños aguantaron estupendamente.


De regreso en los coches nos fuimos al Mesón Manolo en Patones de Abajo donde nos comimos una maxi-hamburguesa casera que estaba de muerte.

Después de algo de sobremesa decidimos hacer una visita a Patones de Arriba. Dejamos el coche en el aparcamiento de tierra que hay frente al frontón y tomamos la senda peatonal que une Patones de Abajo y Patones de Arriba.




Un paseo por Patones de Arriba es siempre agradable. Un precioso broche para terminar una estupenda jornada.

viernes, 29 de marzo de 2013

Madrid: Jueves Santo


Esta Semana Santa está siendo completamente pasada por agua en Madrid. Para Jueves Santo anuncian una tregua. Este día es en el que salen dos de las procesiones madrileñas más importantes: Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima de la Esperanza Macarena (que salen de la iglesia de San Isidro) y Nuestro Padre Jesús Nazareno 'El Pobre' y María Santísima del Dulce Nombre (que salen de la iglesia de San Pedro).

Por tradición familiar, elegimos ir a ver la segunda. A eso de las cuatro de la tarde nos encaminamos hacia la calle Nuncio desde la Plaza Mayor que se encuentra repleta de grupos de visitas guiadas.

La puerta de la iglesia de San Pedro ya está ocupada. De hecho no se puede acceder a la placita en la que se encuentra ya que se cierra cuando el aforo está completo. El que quiera ver la salida de los pasos de la iglesia tiene que madrugar. El interés en ver la salida radica en que los pasos son muy altos (especialmente el de María porque lleva palio) y la puerta es baja, por lo que los anderos tienen que salir de cuclillas o medio tumbados. Una salida espectacular que ya hemos visto alguna vez por televisión.

Nosotros nos colocamos exactamente en la calle Nuncio nº 8 duplicado. Es un edificio de viviendas que tiene su entrada en esta calle y que tiene una tapia que cierra un pequeño jardín de entrada. Elegimos este punto para que las niñas pudieran estar sentadas en la tapia mientras pasaban las casi tres horas que faltaban para que comenzara la procesión (la hora de salida es a las siete de la tarde). La calle es estrecha, así que sólo permiten ponerse una fila de personas a cada lado de la calle. Esto permite ver la procesión en primera fila.

Durante la primera hora y media de espera hay un constante ir y venir de gente por la calle. Las cámaras de televisión se colocan en puntos estratégicos. Van llegando los anderos, los penitentes, los músicos y las elegantes manolas.

En cuanto la calle está llena, la policía corta el acceso a la calle. Esto sucedió sobre las seis menos cuarto de la tarde.

En este momento en la calle ya no puede entrar nadie más y los que están dentro tienen cada uno su sitio, así que la espera se puede relajar un poco y la gente se pasea por su trozo de calle. Bajamos a las niñas de la tapia para que puedan correr un rato.

A eso de las seis comienzan a sonar repiques de campanas. No sabemos de qué iglesia proviene ya que el centro de Madrid está repleto de ellas. Tampoco conocemos la razón del repique.

A lo lejos se oye una banda de música. El sonido se va acercando y pensamos que estaba pasando algún otro paso cerca. Las niñas empezaron a decir que ya venían, pero miraban al lado contrario a la iglesia de San Pedro... lo que pasaba es que la banda de música venía tocando hacia la iglesia para esperar a Jesús en la plaza de la entrada de su iglesia.

Comienza la procesión puntualmente. Al frente una gran cruz plateada seguida de nazarenos y manolas que avanzan despacio y en completo silencio. La procesión se para. Están esperando a que salga el paso de Jesús 'El Pobre'. Se sabe que el paso ha conseguido salir de la iglesia porque se rompe el silencio con los aplausos de los que se encuentran en la plaza y con las notas del himno nacional. El paso comienza a girar lentamente en la placita para enfrentar la calle Nuncio mientras la banda de música no para de tocar. Esta operación lleva como un cuarto de hora o veinte minutos. Desde donde nos encontramos ya podemos ver parte del paso.

Una vez el paso enfila la calle la procesión continúa. Tras las manolas vienen más nazarenos y finalmente el paso.

Olor a incienso. Una nube blanquecina se levanta frente a Jesús 'El Pobre'. Dos niños no paran de mover sus incensarios.

Caen pétalos de rosas que lanza la gente que está en los balcones.

El paso avanza lenta e imponentemente, brillante y decorado con flores. El silencio es absoluto.

Un poco antes de llegar a nuestra altura la procesión vuelve a parar. Es un descanso para los anderos. Después de un rato levantan de nuevo el paso (son 40 Kg por persona) y continúa la procesión.

Al margen de creencias, la emoción se respira en el ambiente al paso de Jesús cautivo. Cuando menos, los vellos se ponen de punta.

Tras el paso más nazarenos y la banda de música que no cesa de tocar. Un pequeño espacio y el estandarte de María Santísima del Dulce Nombre anuncia que seguidamente viene el paso de María. Pasan más manolas y de nuevo un parón.

Nuevamente la plaza rompe en aplausos y piropos para la Virgen que finalmente salió de la iglesia. De nuevo el himno español. Hay otra banda de música para este paso que también tiene que efectuar el lento giro en la plaza.

El paso de María está decorado como los pasos sevillanos: muchísimas velas encendidas al frente y montones de flores. Una preciosa imagen con un manto impresionante.

El balanceo del paso se ve acentuado por el movimiento del palio. Las lágrimas de María brillan a la luz de las velas.

Tras ella más nazarenos y manolas... y gente que se une a la procesión.

Una experiencia a repetir.