domingo, 8 de mayo de 2011

Guadalajara: Sigüenza

El sábado amaneció lloviendo tal y como habían pronosticado. El pronóstico decía que en Madrid desaparecerían las lluvias para el medio día. Nosotros nos dirigíamos a Sigüenza, así que pensamos que al no estar muy lejos la cosa pintaría parecida. De todas formas no había vuelta atrás: los billetes para el tren medieval estaban comprados desde hacía un par de meses. La compra se debe hacer bastante anticipada para poder elegir el día en el que se quiere hacer el viaje ya que el tren medieval no está operativo durante todo el año.

El tren sale de la estación de Chamartín y allí te van a recoger una serie de personajes de Sigüenza que te acompañan durante todo el viaje. Van pasando de vagón en vagón haciendo pequeños monólogos y tocando música, además de repartir unos dulces típicos del lugar.


El tiempo al llegar a Sigüenza era muchísimo peor que con el que habíamos salido de Madrid. Llovía tan fuerte que hubo que esperar un rato para salir e ir a la estación. Allí dividían a la gente en varios grupos que se repartían entre sendos guías para poder llevarnos por la ciudad más cómodamente. Un dato a tener en cuenta a este respecto es que si va un grupo de gente que pretende pasar el día juntos, es muy importante que el color de la pegatina que se reparte en el tren sea del mismo color para todos ya que el color define los grupos de la visita guiada.








En nuestro caso concreto íbamos en grupo y además en vagones separados, así que decidimos que los de un vagón cogieran las pegatinas para todos y los del otro vagón no cogieran pegatina alguna. Todo esto lo hicimos así gracias a que mi cuñada nos había avisado sobre este tema.










Una vez que estábamos con nuestra guía y visto que la lluvia no daba tregua, tuvimos que quedarnos en la estación mientras nos hacía una introducción histórica. Finalmente no tuvimos más remedio que exponernos al agua si queríamos dar un paseo guiado por la ciudad. Bastantes explicaciones eran a cubierto pero, como la ciudad está en cuesta, las calles bajaban como ríos y acabamos empapados hasta los huesos. Tanto fue así que, cuando nos dirigíamos a la representación teatral que hacían los personajes del tren en la plaza, nos encontramos con el restaurante en el que habíamos reservado para comer y decidimos quedarnos allí aunque aún era la una y media. Necesitábamos secar a los niños y hubo que sacrificar el teatro.



Otra cosa a tener en cuenta para ir a Sigüenza en el tren, es que lo mejor es reservar con antelación en un restaurante ya que sino se pueden tener problemas para encontrar sitio.

Nos secamos, entramos en calor y comimos. Al terminar había dejado de llover así que, como aún quedaba tiempo para la visita de la catedral, aprovechamos para pasear por la ciudad con tranquilidad.

La visita guiada a la catedral merece la pena (lo comento para alguien que vaya por libre porque en el tren medieval está incluida) ya que sino uno se pierde la sacristía mayor o de las cabezas que es verdaderamente impresionante y la tumba del doncel.


Tras la catedral el tiempo restante hasta la salida del tren de regreso a Madrid era para uso libre. Primero fuimos al castillo que, al ser parador nacional, sólo es visitable el patio. Y después volvimos a recorrer lo que habíamos recorrido por la mañana y que no habíamos podido ver bien por tener que pasar muy deprisa y con los paráguas tapando parte de nuestra visión.

Fue una pena el tiempo que tuvimos porque la ciudad es muy bonita y desde luego merece la pena visitarla.

Enlaces de interés:

Tren medieval: http://www.renfe.com/ofertas/oferta_tMedieval.html

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