La ciudad de Madrid
ofrece muchas posibilidades para pequeños y grandes, entre ellas la única
oportunidad dentro de Europa de visitar un templo egipcio. En el parque del
Oeste se encuentra el tempo de Debod que originariamente se encontraba en el
Valle de los Reyes antes de que éste se viera inundado por la construcción de
la presa de Asuán.
La entrada al templo
es gratuita y creo que sólo por las mañanas. Hay que tener paciencia y esperar
a que llegue el turno en la cola ya que dentro del templo puede haber un máximo
de personas y la cola avanza según sale gente del interior. Mi hija mayor tenía
especial ilusión en verlo porque el curso anterior habían hecho en clase un
proyecto sobre Egipto.
La espera merece la
pena. Nada más atravesar la puerta de entrada y encontrarnos en lo que se
podría considerar un vestíbulo, las paredes talladas con geroglíficos y
representaciones de divinidades egipcias te transportan al Egipto de hace miles
de años.
La puerta situada en
el extremo derecho de la entrada contiene una sala en la que continuamente se
proyecta un pequeño documental en el que se explica cómo se descubrió el templo
y cómo era utilizado. Resulta muy interesante y ayuda a comprender lo que se va
a ver... a las niñas también las entretuvo mucho.
La puerta central nos
conduce a través de un pasillo con paredes completamente talladas a los
habitáculos en los que los sacerdotes realizaban sus ofrendas y guardaban sus
utensilios.
Unas escaleras nos
conducen a la parte superior del templo donde hay una maqueta del Valle de los
Reyes y aplicaciones en las que se explican, entre otras cosas, cómo se
trasladaron los templos para que éstos no fueran cubiertos por las aguas tras
la construcción de la presa de Asuán.
Cuando finalmente se
sale al exterior, se tiene la sensación de estar regresando de otro lugar.
Es una ocasión que no
pueden dejar pasar las personas que, como yo, aún no han tenido la oportunidad
o la ocasión de visitar Egipto. Es un pequeño bocadito que sirve para abrir
apetito.
Cerca del templo y
dando un agradable paseo por el parque se llega al teleférico. Es un viaje
desde el parque del Oeste hasta la Casa de Campo que resulta muy divertido para
los niños y que ofrece unas estupendas vistas del Palacio Real y la catedral de
La Almudena, además de cruzar el río Manzanares y poderse ver las cúpulas de
San Francisco el Grande y las altísimas cuatro torres de Madrid.