domingo, 3 de agosto de 2014

Portugal: Sintra

Sintra se encuentra a poco más de media hora de Lisboa y aún más cerca de Cascais (nuestro punto de partida).

El Paisaje Cultural de Sintra fue catalogado por la UNESCO como Patrimonio Mundial en 1.995. Teníamos muy claro que queríamos visitar el palacio de la Pena (una de las 7 maravillas de Portugal) y nos informamos bien del mejor horario para visitarlo. Todas las páginas web que visitamos y todas las opiniones que leímos coincidían en que lo mejor era ir a primera hora para evitar las aglomeraciones que se producen a horas más tardías.


La visita del palacio no nos iba a llevar todo el día y queríamos utilizar la tarde para visitar otro de los palacios que reyes y aristócratas construyeron en este lugar. Después de buscar mucho y preguntar a un amigo de Miguel que ha vivido durante bastante tiempo en Lisboa, nos decantamos por la quinta da Regaleira.


Madrugamos y salimos hacia Sintra en nuestro coche. Aparcamos cerca del castillo de los Moros, donde hay una oficina en la que se pueden comprar las entradas. Era tan temprano que estaba cerrada, así que esperamos cerca de una hora a que abrieran. Había muchísima niebla: eso del microclima de la zona es cierto. La verdad es que pasamos un poco de frío durante la espera, y eso que llevábamos ropa porque ya habíamos leído que lo de la niebla por las mañanas es bastante frecuente.

Cuál fue nuestra sorpresa cuando abrieron la oficina y descubrimos que en ella sólo se vendían entradas para el castillo de los Moros. Tuvimos que ir caminando hasta la entrada principal del parque del palacio de la Pena donde había otra oficina de venta. Ya habían llegado dos autobuses de turistas.

Desde la entrada del palacio hasta el mismo palacio se puede tomar un autobús eléctrico, pero con la cantidad de turistas que había íbamos a tener que esperar mucho tiempo a que nos llegara el turno, así que decidimos ir andando. Comenzamos así a ver el enorme parque que rodea el palacio.

A nuestra llegada la torre granate del reloj era prácticamente invisible por la niebla, así que cogimos una audio-guía y entramos a visitar el interior. Las estancias de la planta baja son más austeras, sin carecer de belleza...

Comedor familiar


Estudio del rey Don Carlos


Cuarto de aseo

Pero la parte superior es impresionante.

Claustro manuelino


Tocador de las damas de la reina


Dormitorio de la reina


Caja fuerte en el salón de lectura de la reina


Salón noble

Tras la visita, descubrimos que la niebla se estaba despejando y pudimos disfrutar de esta preciosa y colorida construcción que parece sacada de un cuento de hadas.

Nos decidimos a dar una vuelta por el parque del palacio. A nosotros nos parece que esta visita es indispensable. No basta con ver el palacio, hay que conocer su entorno.

Hicimos bien en ir a primera hora al palacio, ya que cuando salíamos iban llegando verdaderas oleadas de visitantes.


Nos dirigimos hacia la Estatua del Guerreo, pasamos por la Mesa de la Reina (uno de los lugares preferidos de Doña Amélia) y subimos a la Cruz Alta. La niebla ya había desaparecido, así que desde este punto disfrutamos de unas vistas perfectas del palacio.

Vista desde la Cruz Alta

Después nos adentramos por senderos que nos llevaron a la Gruta del Monje y, tras intentar sin éxito llegar al Alto de Santa Catarina, llegamos al Lago de la Concha.




Lago de la Concha

Desde allí fuimos al Valle de los Lagos pasando por un sendero que trascurría paralelo a un arroyo y que en ocasiones lo cruzaba sobre pequeños puentes. En el Valle de los Lagos nos sentamos a descansar un rato y a dejar que las niñas se divirtieran viendo a los cisnes y a los patos.

Recorrimos los lagos y salimos del parque a través de la Entrada de los Lagos. Desde allí tuvimos que ascender un poco por la carretera hasta el punto donde teníamos nuestro coche aparcado.

Nos dirigimos al centro urbano a buscar un lugar donde comer. Aparcar en Sintra fue una auténtica odisea. Estaba todo llenísimo. Cuando por fin lo conseguimos, nos pusimos a buscar restaurante... lo cual tampoco fue sencillo. Finalmente encontramos un lugar donde no había que esperar demasiado y allí comí por primera vez el bacalao a brass.

A la salida del restaurante encontramos una pastelería donde nos compramos queijadas y travesseiros (su especialidad). Una delicia.


Nos fuimos caminando hacia la quinta da Regaleira donde tuvimos que hacer bastante cola. Resulta que la quinta se utiliza para exposiciones, conciertos, teatro... y esa tarde había una obra de teatro para niños: la Cenicienta.

El edificio es muy bonito y puede visitarse el interior, del que yo destaco el techo de una de las habitaciones que está realizado en madera con tallas de ángeles.


Pero lo mejor está afuera: en el jardín. Es la parte más divertida para pequeños y grandes, con un montón de grutas y recorridos subterráneos. Importante: llevar linterna.

El recorrido subterráneo que realizamos comenzó en el Portal de los Guardianes que lleva hasta el Pozo Iniciático.


Desde allí fuimos al Pozo Imperfecto y desde este punto cogimos un túnel que nos llevó al Lago de la Cascada. Toda una aventura.


Aunque esta parte subterránea es la más llamativa, los jardines tienen también mucho encanto.


Capilla


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