Esta Semana Santa
está siendo completamente pasada por agua en Madrid. Para Jueves Santo anuncian
una tregua. Este día es en el que salen dos de las procesiones madrileñas más
importantes: Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima de la Esperanza
Macarena (que salen de la iglesia de San Isidro) y Nuestro Padre Jesús Nazareno
'El Pobre' y María Santísima del Dulce Nombre (que salen de la iglesia de San
Pedro).
Por tradición
familiar, elegimos ir a ver la segunda. A eso de las cuatro de la tarde nos
encaminamos hacia la calle Nuncio desde la Plaza Mayor que se encuentra repleta
de grupos de visitas guiadas.
La puerta de la
iglesia de San Pedro ya está ocupada. De hecho no se puede acceder a la placita
en la que se encuentra ya que se cierra cuando el aforo está completo. El que
quiera ver la salida de los pasos de la iglesia tiene que madrugar. El interés
en ver la salida radica en que los pasos son muy altos (especialmente el de
María porque lleva palio) y la puerta es baja, por lo que los anderos tienen
que salir de cuclillas o medio tumbados. Una salida espectacular que ya hemos
visto alguna vez por televisión.
Nosotros nos
colocamos exactamente en la calle Nuncio nº 8 duplicado. Es un edificio de
viviendas que tiene su entrada en esta calle y que tiene una tapia que cierra
un pequeño jardín de entrada. Elegimos este punto para que las niñas pudieran
estar sentadas en la tapia mientras pasaban las casi tres horas que faltaban
para que comenzara la procesión (la hora de salida es a las siete de la tarde).
La calle es estrecha, así que sólo permiten ponerse una fila de personas a cada
lado de la calle. Esto permite ver la procesión en primera fila.
Durante la primera
hora y media de espera hay un constante ir y venir de gente por la calle. Las
cámaras de televisión se colocan en puntos estratégicos. Van llegando los
anderos, los penitentes, los músicos y las elegantes manolas.
En cuanto la calle
está llena, la policía corta el acceso a la calle. Esto sucedió sobre las seis
menos cuarto de la tarde.
En este momento en la
calle ya no puede entrar nadie más y los que están dentro tienen cada uno su
sitio, así que la espera se puede relajar un poco y la gente se pasea por su
trozo de calle. Bajamos a las niñas de la tapia para que puedan correr un rato.
A eso de las seis
comienzan a sonar repiques de campanas. No sabemos de qué iglesia proviene ya
que el centro de Madrid está repleto de ellas. Tampoco conocemos la razón del
repique.
A lo lejos se oye una
banda de música. El sonido se va acercando y pensamos que estaba pasando algún
otro paso cerca. Las niñas empezaron a decir que ya venían, pero miraban al
lado contrario a la iglesia de San Pedro... lo que pasaba es que la banda de música
venía tocando hacia la iglesia para esperar a Jesús en la plaza de la entrada
de su iglesia.
Comienza la procesión
puntualmente. Al frente una gran cruz plateada seguida de nazarenos y manolas
que avanzan despacio y en completo silencio. La procesión se para. Están
esperando a que salga el paso de Jesús 'El Pobre'. Se sabe que el paso ha
conseguido salir de la iglesia porque se rompe el silencio con los aplausos de
los que se encuentran en la plaza y con las notas del himno nacional. El paso
comienza a girar lentamente en la placita para enfrentar la calle Nuncio
mientras la banda de música no para de tocar. Esta operación lleva como un
cuarto de hora o veinte minutos. Desde donde nos encontramos ya podemos ver
parte del paso.
Una vez el paso
enfila la calle la procesión continúa. Tras las manolas vienen más nazarenos y
finalmente el paso.
Olor a incienso. Una
nube blanquecina se levanta frente a Jesús 'El Pobre'. Dos niños no paran de
mover sus incensarios.
Caen pétalos de rosas
que lanza la gente que está en los balcones.
El paso avanza lenta
e imponentemente, brillante y decorado con flores. El silencio es absoluto.
Un
poco antes de llegar a nuestra altura la procesión vuelve a parar. Es un
descanso para los anderos. Después de un rato levantan de nuevo el paso (son 40
Kg por persona) y continúa la procesión.
Al margen de
creencias, la emoción se respira en el ambiente al paso de Jesús cautivo.
Cuando menos, los vellos se ponen de punta.
Tras el paso más
nazarenos y la banda de música que no cesa de tocar. Un pequeño espacio y el
estandarte de María Santísima del Dulce Nombre anuncia que seguidamente viene
el paso de María. Pasan más manolas y de nuevo un parón.
Nuevamente la plaza
rompe en aplausos y piropos para la Virgen que finalmente salió de la iglesia.
De nuevo el himno español. Hay otra banda de música para este paso que también
tiene que efectuar el lento giro en la plaza.
El paso de María está
decorado como los pasos sevillanos: muchísimas velas encendidas al frente y
montones de flores. Una preciosa imagen con un manto impresionante.
El balanceo del paso
se ve acentuado por el movimiento del palio. Las lágrimas de María brillan a la
luz de las velas.
Tras ella más nazarenos
y manolas... y gente que se une a la procesión.
Una experiencia a
repetir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario