domingo, 14 de abril de 2013

Madrid: La Barranca


Se puede decir que este es el primer fin de semana primaveral y nosotros, como muchísima otra gente, salimos al aire libre. Nos dirigimos al valle de La Barranca, en el parque regional de la cuenca alta del Manzanares. Dejamos el coche en el aparcamiento de tierra que hay enfrente del hotel del mismo nombre.

Nada más salir del aparcamiento nos encontramos una de las presas que tiene el río Navacerrada en este valle. 


La cruzamos, pasamos una puerta y comenzamos a caminar paralelos a su orilla. Sobrepasamos una segunda presa y pasamos otra puerta. Nos adentramos en un pinar.


Aunque no se ve el río, aún se oye. Llegamos a un curioso amontonamiento de troncos y ramas: usando como eje el tronco de un pino están apollados el resto de troncos y ramas a modo de 'cabaña' cónica.

Arroyo de la Maliciosa
Margen izquierda del río Navacerrada

Seguimos por el bosque hasta llegar al arroyo de la Maliciosa que baja con bastante agua. Bajamos una cuesta pronunciada para llegar a su orilla y lo cruzamos por un puente que alguien ha improvisado con pequeños troncos.

Este cruce representó toda una aventura para los niños que estaban entusiasmados.





Seguimos atravesando el pinar hasta llegar al margen izquierdo del río Navacerrada.

Continuamos nuestro paseo remontando el río hasta llegar a una pista que cruza éste sobre un puente. Este tramo del paseo resulta muy agradable. El río baja suficientemente caudaloso como para ofrecer un precioso espectáculo.


Tras cruzar el puente seguimos la pista que desciende junto al río por su margen derecha. Algo más abajo tomamos la senda Ortiz.

Comienzo de la senda Ortiz
Para un paseo más corto, se podría proseguir por la pista (que lleva hasta el aparcamiento). Este paseo supone unos 4,7 km.

Curiosa seta brillante


Como ya he dicho, nosotros optamos por proseguir por la senda Ortiz. Comenzamos a subir. Por el camino paramos a comer nuestros bocadillos y pudimos disfrutar de preciosas vistas del embalse de Navacerrada además de cruzarnos con un par de terneros ya algo crecidos y algunas bicicletas de montaña.

Llegamos a la pradera de Valpurguis, donde se encontraba el hospital de Guadarrama para el tratamiento de la tuberculosis. Allí encontramos un pequeño nevero que hizo las delicias de los pequeños del grupo.

Cruzamos la pradera y continuamos subiendo por la pista hasta el mirador de Las Canchas. El camino se hizo un poco duro porque el sol calentaba y no había ni una sombra, pero el esfuerzo mereció realmente la pena.


Las vistas son realmente impresionantes con las cumbres decoradas con la nieve caída no hace tanto tiempo.

Estuvimos allí parados bastante tiempo disfrutando del entorno y de un merecido descanso.

Espantapastores


Después proseguimos por la pista rumbo al aparcamiento.

Durante el primer tramo de bajada proseguimos disfrutando de las montañas nevadas y de algún que otro nevero a los lados del camino.








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