Se puede decir que este es el primer fin de semana
primaveral y nosotros, como muchísima otra gente, salimos al aire libre. Nos
dirigimos al valle de La Barranca, en el parque regional de la cuenca alta del
Manzanares. Dejamos el coche en el aparcamiento de tierra que hay enfrente del
hotel del mismo nombre.
Nada más salir del aparcamiento nos encontramos una
de las presas que tiene el río Navacerrada en este valle.
La cruzamos, pasamos
una puerta y comenzamos a caminar paralelos a su orilla. Sobrepasamos una
segunda presa y pasamos otra puerta. Nos adentramos en un pinar.
Aunque no se
ve el río, aún se oye. Llegamos a un curioso amontonamiento de troncos y ramas:
usando como eje el tronco de un pino están apollados el resto de troncos y
ramas a modo de 'cabaña' cónica.
Arroyo de la Maliciosa |
Margen izquierda del río Navacerrada |
Seguimos por el bosque hasta llegar al arroyo de la Maliciosa que baja con bastante agua. Bajamos una cuesta pronunciada para llegar a su orilla y lo cruzamos por un puente que alguien ha improvisado con pequeños troncos.
Este cruce representó toda una aventura para los niños que estaban entusiasmados.
Seguimos atravesando el pinar hasta llegar al margen izquierdo del río Navacerrada.
Continuamos nuestro paseo remontando el río
hasta llegar a una pista que cruza éste sobre un puente. Este tramo del paseo
resulta muy agradable. El río baja suficientemente caudaloso como para ofrecer un precioso
espectáculo.
Tras cruzar el puente seguimos la pista que
desciende junto al río por su margen derecha. Algo más abajo tomamos la senda
Ortiz.
Comienzo de la senda Ortiz |
Como ya he dicho, nosotros optamos por proseguir por la senda Ortiz. Comenzamos a subir. Por el camino paramos a comer nuestros bocadillos y pudimos disfrutar de preciosas vistas del embalse de Navacerrada además de cruzarnos con un par de terneros ya algo crecidos y algunas bicicletas de montaña.
Llegamos a la pradera de Valpurguis, donde se encontraba el hospital de Guadarrama para el tratamiento de la tuberculosis. Allí encontramos un pequeño nevero que hizo las delicias de los pequeños del grupo.
Cruzamos la pradera y continuamos subiendo por la pista hasta el mirador de Las Canchas. El camino se hizo un poco duro porque el sol calentaba y no había ni una sombra, pero el esfuerzo mereció realmente la pena.
Llegamos a la pradera de Valpurguis, donde se encontraba el hospital de Guadarrama para el tratamiento de la tuberculosis. Allí encontramos un pequeño nevero que hizo las delicias de los pequeños del grupo.
Cruzamos la pradera y continuamos subiendo por la pista hasta el mirador de Las Canchas. El camino se hizo un poco duro porque el sol calentaba y no había ni una sombra, pero el esfuerzo mereció realmente la pena.
Las vistas son realmente impresionantes con las cumbres
decoradas con la nieve caída no hace tanto tiempo.
Estuvimos allí parados bastante tiempo disfrutando del entorno y de un merecido descanso.
Estuvimos allí parados bastante tiempo disfrutando del entorno y de un merecido descanso.
Espantapastores |
Después proseguimos por la pista rumbo al aparcamiento.
Durante el primer tramo de bajada proseguimos disfrutando de las montañas nevadas y de algún que otro nevero a los lados del camino.
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