Como ya he comentado
en otra entrada, cerca de Quintanas de Hormiguera se encuentra Villanueva de
Henares. Un pueblo que en su día tuvo su importancia. Muestra de ello es el
palacete y las grandes casas blasonadas con las que cuenta.
Es desde este lugar desde donde sale un sendero que une este pueblo con otro que también debió tener relevancia en su día: Canduela.
Es desde este lugar desde donde sale un sendero que une este pueblo con otro que también debió tener relevancia en su día: Canduela.
Como el camino de ida y vuelta nos parecía demasiado para los niños, decidimos hacer sólo la ida y que mi padre fuera a Canduela a recogernos con el coche.
El sendero discurre entre robles y brezo.
Inicialmente es de bajada y el resto, a excepción de
alguna pequeña subida, es llaneando hasta llegar a la fuente Vicario.
Fuente Vicario |
En la zona hay
bastante ganado y utilizan la charca para calmar su sed. Se puede ver que está
todo lleno de sus huellas. Mi sobrino tuvo la suerte de encontrarse allí el
cuerno de una vaca. Según van creciendo estos animales, van mudando el exterior
del cuerno para que pueda crecer. Algo así como lo que hacen las serpientes con
su piel. ¡¡Menudo trofeo!!.
Seguimos caminando
por el sendero hasta llegar a una bifurcación señalizada del camino: se puede
ir a Canduela directamente o pasar antes por una necrópolis altomedieval
cercana.
El objetivo fundamental de nuestro paseo era visitar la necrópolis,
así que hasta allí nos dirigimos.
Hay que atravesar una pradera que tiene una
cierta subida para volver a encontrar otra indicación que conduce hacia la
necrópolis.
La entrada a la necrópolis fue un tanto accidentada ya que el
camino llegádo un punto se había cerrado (hace tiempo que no se limpia y los
robles han ido creciendo), así que tuvimos que meternos a lo Indiana Jones
entre la maraña de ramas. Una auténtica aventura para los niños que lo pasaron
en grande (menos mi sobrina la pequeña que es un poco miedosilla).
Finalmente llegamos a
la necrópolis. Allí se encuentran los restos de un antiguo monastario y un montón
de tumbas que aún están bastante bien conservadas excavadas en la propia roca.
Como el lugar se encuentra en un alto, las vistas son preciosas.
Allí mismo hicimos
una parada para tomar la merienda y proseguir más tarde hacia Canduela. La
merienda nos vino de perlas porque el camino que quedaba era ya de subida
durante bastante tiempo. No es que sea una subida muy pronunciada pero se nota.
La llegada a Canduela
la anunciaron unos cuantos campos de cultivo con su trigo terminando de madurar
al sol.
Como ya he comentado,
Canduela tuvo que ser un lugar importante en su tiempo porque cuenta con buenas
casas de piedra de sillería con sus escudos y también con un bonito palacete.
Es un bonito pueblo que bien merece un paseo hasta llegar a él.
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