sábado, 3 de mayo de 2014

Asturias: Somiedo (III) - Lagos de Saliencia

Dejamos el coche en un aparcamiento ubicado en el Alto de la Farrapona, donde comienza la ruta.


La parte inicial es una pista en bajada. Casi nada más comenzar nos encontramos con el Lago de la Cueva. Hasta allí llega mucha gente porque debe haber sólo un kilómetro desde el aparcamiento. Las hay que hasta llegan en tacones...


Nos adelanta una familia con la que nos cruzamos el día de la ruta del Lago de Valle. Deben estar visitando Somiedo como nosotros.

La pista prosigue y comienza una suave ascensión que poco a poco se va haciendo más acusada hasta llegar a unas cetas en las que rápidamente vamos ganando altura. En la última ceta hay una especie de balcón desde el que tenemos una preciosa vista del lago que encontramos en primer lugar. Descansamos un poco y proseguimos ascendiendo más suavemente.


Al poco nos encontramos con la Laguna de Almagrera o de La Mina.


El paisaje es precioso. Proseguimos subiendo por la pista, pero cerca de allí hay que girar a la izquierda y la pista se transforma en sendero. Es en este punto donde la ruta comienza a hacerse más divertida. Andar por pista está bien, pero nada como los senderos... 


El paisaje se convierte en espectacular. Dejamos atrás el Lago Cerveriz.


Nos encaminamos hacia el lago más grande. Lo que nos rodea parece una postal gigante. Es un auténtico placer para la vista. Los restos de la nieve caída en el invierno decoran las laderas. Es totalmente idílico.

Llegamos al Lago de Calabazosa o Negro. Un auténtico espectáculo. Nos sentamos a descansar y comer unos pistachos, pero sobre todo a disfrutar. La tranquilidad de sus aguas, el reflejo de la nieve en ellas, el sol radiante... incluso un momento de total silencio que nos regala mi hija pequeña.


Nos quedamos un buen rato.

Pasan por allí unos guardas del parque equipados con prismáticos. Nos comentan que a veces se ven oso bajando a beber a la orilla del lago. Mis hijas están entusiasmadas... cualquier sombra es transformada en oso por su imaginación.

Llegados a este punto tenemos un dilema: regresar por donde vinimos o continuar por una ruta circular que encontramos en wikiloc que regresa al Lago de la Cueva por la orilla contraria a la que entramos. Los guardas nos dicen que la ruta circular no es peligrosa y que podemos ir con las niñas, así que allá vamos.

Se puede decir que el sendero desaparece. Vamos pisando sobre verde. Menos mal que vamos con el GPS.


Vamos bordeando en altura el Lago Negro, que nos ofrece siempre panorámicas preciosas. Buscamos un buen lugar para parar a comer con vistas al lago.

Comemos tranquilamente. Nos relajamos en un entorno que no invita a otra cosa más que al deleite de los sentidos. Observamos una excursión de unas ocho personas que van por la orilla del lago... son casi como hormiguitas.


Recogemos y nos disponemos a regresar, no sin pena por dejar ese lugar.

De nuevo encontramos sendero. En un par de ocasiones tenemos que atravesar neveros que tapan el camino. Comenzamos a ver de nuevo el Lago de la Cueva desde arriba. El sendero lo va bordeando por arriba mientras desciende hasta llegar a él.


Ya sólo queda regresar al aparcamiento. Es cuesta arriba, pero las imágenes que aún tenemos en la retina nos ayudan a terminar el recorrido.

Aún siendo la ruta más larga de las que hemos hecho, es la única en la que las niñas no se han quejado nada. También ellas han disfrutado del paisaje, pero sobre todo de caminar por senderos.

Regresamos a Valle de Lago, donde nos preparamos una buena merienda.


No nos merecemos menos.


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